Un día, mientras caminaba por la calle, Oscar Arias Sánchez, candidato a la
presidencia de la República, es trágicamente atropellado por un camión y
muere.
Su alma llega al paraíso y se encuentra en la entrada a San Pedro en persona
-Bienvenido al paraíso, le dice San Pedro. Antes de que te acomodés, parece
que hay un problema. Verás, muy raramente un político ha llegado aquí y no
estamos seguros de qué hacer contigo.
-No hay problema, déjame entrar, yo soy el promotor de la paz y la paloma ¡
, le dice el hombre.
-Bueno, me gustaría, pero tengo órdenes desde lo más alto. Lo que haremos
será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego
podrás elegir donde pasar la eternidad.
-De hecho, ya lo he decidido. Prefiero estar en el paraíso, dice el
candidato
-Lo siento, pero tenemos nuestras reglas.
Y con esto San Pedro acompaña al candidato al ascensor y baja, baja hasta el
infierno. Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde
campo de golf.
A lo lejos hay un club y de pie delante de él están todos sus amigos
políticos que habían trabajado con él, o conocido en algún momento (Oduber,
Sawaski, Figueres, Calderón) todos vestidos con traje de noche y muy
contentos. Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en
los que se enriquecían a costa del pueblo.
Juegan un agradable partido de golf y luego por la noche cenan juntos en el
club con langosta y caviar. A la media noche, celebran en grande una orgía
con bellas mujeres....y hombres también...
Se encuentra también al diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se
divierte mucho contando chistes y bailando. Se esta divirtiendo tanto que,
antes de que se de cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de
manos y lo saludan mientras sube al ascensor.
El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San
Pedro lo esta esperando.
-Ahora es el momento de pasar al paraíso. Así que el candidato pasa las 24
horas sucesivas pasando de nube en nube, tocando el arpa y cantando. Se
divierte un poco y, antes de que se de cuenta, las 24 horas ya han pasado y
San Pedro va a buscarlo.
-Entonces, has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso. Ahora
debes elegir tu eternidad.
El Hombre reflexiona un momento y luego responde:
-Bueno, no lo habría dicho nunca, quiero decir, el paraíso ha sido precioso,
pero creo que he estado mejor en el infierno.
Así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja, baja,
hasta el infierno.
Cuando las puertas del ascensor se abren se encuentra en medio de una tierra
desierta cubierta de porquería y desperdicios. Ve a todos sus amigos,
vestidos con trapos, que están recogiendo los desperdicios y metiéndolos en
bolsas negras. El Diablo lo alcanza y le pone un brazo en el cuello.
-No entiendo, balbucea el Candidato. Ayer estaba aquí y había un campo de
golf y un club y comimos langosta y caviar y bailamos y nos divertimos
mucho. Ahora todo lo que hay es una tierra desierta llena de desperdicios y
mis amigos parecen unos miserables. El Diablo lo mira, sonríe y dice:
Ayer estábamos en campaña. Hoy, ya votaste por nosotros . . . !!!
(aplausos!!!)